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Dock workers beside cargo ship at Port of Felixstowe, England

Que significa para Europa el nuevo acuerdo comercial entre EU y la UE

Si bien el acuerdo supone un suspiro de alivio, los detalles sin resolver y los objetivos ambiciosos dejan a las empresas enfrentando una incertidumbre continua y posibles tensiones comerciales futuras.
31 Jul 2025
5 mins

El 27 de julio de 2025 se anunció en Turnberry, Escocia, un acuerdo comercial entre la Unión Europea y Estados Unidos. Los puntos clave del acuerdo son los siguientes:

  • Los aranceles estadounidenses sobre las importaciones de la UE se fijarán en un 15%, con aranceles del 50% para ciertos sectores, como el acero, el aluminio y el cobre. Según la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el arancel del 15% también se aplicará a automóviles y semiconductores, así como a productos farmacéuticos, mientras que las aeronaves y sus componentes estarán exentos. Las exportaciones de acero y aluminio de la UE estarán sujetas a un sistema de cuotas que sustituirá a los aranceles actuales del 50%, aunque los detalles específicos aún no se han aclarado.
  • La UE se ha comprometido a adquirir exportaciones energéticas estadounidenses por valor de 750 000 millones de dólares estadounidenses durante los próximos tres años, frente a los aproximadamente 100 000 millones de dólares anuales actuales.
  • Además, la UE invertirá 600 000 millones de dólares estadounidenses en el sector energético estadounidense y aumentará la adquisición de equipos de defensa fabricados en Estados Unidos.
  • La UE no impondrá aranceles de represalia por el momento. Este acuerdo aporta cierta estabilidad a las relaciones comerciales transatlánticas, ayudando a las empresas a evitar la disrupción de una guerra comercial de ojo por ojo. En el período previo al acuerdo, el gobierno estadounidense advirtió que, sin un acuerdo antes del 1 de agosto, impondría aranceles del 30 % a los productos europeos. Se esperaba que la UE respondiera de la misma manera, lo que podría desencadenar un conflicto comercial a gran escala entre dos de los bloques económicos más grandes del mundo.

 

El dilema está en los detalles


Un logro notable para la UE es la reducción de los aranceles estadounidenses a las exportaciones de automóviles del 25% al 15%. Sin embargo, varios aspectos del acuerdo siguen siendo imprecisos. Por ejemplo, no se han definido las categorías específicas de productos elegibles para aranceles cero, ni los detalles del sistema de cuotas para el acero y otros metales. Los aranceles previstos para los productos farmacéuticos también son inciertos, a la espera del resultado de una revisión de seguridad nacional de EE. UU., pero no esperamos que los aranceles a las exportaciones europeas superen el 15% anunciado.

Se requerirán nuevas negociaciones en las próximas semanas o meses, lo que podría generar nueva volatilidad. Los mecanismos de supervisión y las sanciones por incumplimiento aún no se han definido, y no está claro si el acuerdo estará sujeto a revisiones periódicas. Si bien se ha informado de que funcionarios estadounidenses han asumido algunos compromisos, es probable que la decisión final recaiga en el presidente Donald Trump. En consecuencia, no se puede descartar el riesgo de futuros aumentos arancelarios.

 

Persiste la incertidumbre empresarial.

La incertidumbre para empresas e inversores sigue siendo alta, lo que probablemente lastrará la inversión de capital a corto plazo. El acuerdo actual no parece ofrecer suficiente claridad para que las empresas tomen decisiones importantes de inversión o contratación.

También existen riesgos asociados a los compromisos de compra e inversión energética de la UE. La presidenta de la Comisión Europea, von der Leyen, declaró que el objetivo de 750 000 millones de dólares se distribuiría en tres años. Sin embargo, dado que las compras actuales son inferiores a 100 000 millones de dólares anuales, este objetivo parece muy ambicioso. Si bien esto podría no representar un problema inmediato, podría generar nuevas tensiones comerciales en el futuro.

Sin revisión significativa de las previsiones de crecimiento económico


Seguimos pronosticando un crecimiento del PIB de la eurozona del 1,1 % en 2025 y del 0,8 % en 2026. Si bien el tipo arancelario medio efectivo superará el 15 % (cinco puntos porcentuales más que nuestra previsión anterior del 10 %), esto se ve parcialmente compensado por la reducción de los aranceles sobre los automóviles y un ligero aumento de la certidumbre. Podría observarse una ligera mejora en las perspectivas de inversión, lo que podría suavizar la contracción prevista para el próximo año.

Estados Unidos es el principal socio comercial de la UE y representa más del 20 % de las exportaciones de bienes. Cualquier fricción adicional en el comercio tiene un impacto negativo en la economía de la UE. El acuerdo actual supondrá un coste del 2,5 % de las exportaciones de bienes de la UE para finales de 2027 (en comparación con nuestra base de referencia de marzo).

Aunque los aranceles acordados son inferiores a los aplicados a otros socios comerciales de Estados Unidos, como Brasil y China, muchos productos europeos podrían seguir teniendo dificultades para mantener su competitividad en el nuevo marco. Un arancel permanente del 15 % sobre la mayoría de las exportaciones de la UE a EE. UU. elevaría el precio de estos productos en un margen similar. Según Oxford Economics, este aumento de precios reduciría la demanda estadounidense de exportaciones de la UE entre un 1,5 % (para productos franceses y alemanes) y un 4,8 % (para productos italianos y españoles).

¿Podrían otros mercados reemplazar la demanda estadounidense?


La UE sigue buscando acuerdos comerciales más allá de EE. UU., pero es poco probable que compensen por completo el impacto de la reducción del acceso a su principal mercado de exportación. Actualmente, la UE está negociando o finalizando acuerdos con Chile, India, Indonesia, México, Filipinas y Mercosur (que incluye a Brasil y Argentina como sus principales economías).

Un mayor fortalecimiento de los lazos comerciales con estos países sería sin duda beneficioso y podría impulsar ligeramente las exportaciones europeas. Sin embargo, el tamaño relativamente pequeño de estos mercados implica que es poco probable que compensen una caída de la demanda estadounidense. Las exportaciones de la UE a estas regiones representan aproximadamente el 35 % de las exportaciones a EE. UU., por lo que los nuevos acuerdos comerciales tendrían que ser aproximadamente tres veces más eficaces para estimular la demanda que los aranceles estadounidenses para reducirla. Además, negociar acuerdos comerciales significativos lleva tiempo. El Foro Económico Mundial estima que, en promedio, se puede tardar unos 18 meses en alcanzar un acuerdo, y su implementación suele tardar otros 24 meses.

¿Precios de venta más bajos como solución?


Una opción para que los exportadores europeos accedan a nuevos mercados es reducir sus precios en comparación con la competencia. Sin embargo, esto puede resultar complicado debido a las diferencias de precios existentes. Durante la última década, los precios de exportación europeos se han mantenido generalmente al mismo ritmo que los de EE. UU., pero han superado a los de países como China, donde los costes de producción son significativamente más bajos. Esto dificulta que las empresas europeas accedan a nuevos mercados o aumenten la demanda compitiendo únicamente en precio. En muchos casos, se necesitarían recortes sustanciales de precios.

Sin embargo, la demanda de exportaciones europeas, incluso fuera de EE. UU., es relativamente insensible a los cambios de precios. Cualquier descuento destinado a mejorar la competitividad probablemente aumentaría la presión sobre las empresas, muchas de las cuales ya se enfrentan a márgenes de beneficio ajustados.

Sin certeza para el futuro


Si bien el acuerdo comercial entre la UE y EE. UU. ofrece cierta tranquilidad, no ofrece certeza a largo plazo, especialmente para la UE. El resultado refleja el actual equilibrio de poder político y económico. Desde el principio, la posición negociadora de la UE se vio debilitada por su dependencia de EE. UU. en materia de seguridad, una dinámica que es improbable que cambie pronto. Esto queda especialmente claro en la decisión de la UE de no imponer contraaranceles.

Para fortalecer su posición en futuras negociaciones, la UE necesita invertir en su resiliencia económica, tecnológica y militar. En términos económicos, esto significa impulsar el comercio intracomunitario y reducir la dependencia de las importaciones de fuera del bloque.

Riesgos crediticios a medio plazo se ciernen ante el ajuste de los aranceles en los márgenes.

Si bien no se prevé un impacto inmediato en el riesgo de crédito comercial, el acuerdo podría tener efectos negativos a medio plazo. La introducción de aranceles más altos podría reducir los márgenes de beneficio y la competitividad de ciertas empresas. Es probable que estos efectos se desarrollen gradualmente, varíen significativamente entre empresas y tarden en materializarse. Los aranceles afectarán especialmente a las empresas con mayor vulnerabilidad financiera, aumentando su riesgo de crédito comercial. Sin embargo, es improbable que los aranceles por sí solos provoquen insolvencia. El seguro de crédito desempeñará un papel crucial para apoyar a las empresas en su exploración de nuevos mercados y la gestión de los riesgos crediticios de sus carteras de clientes.

Summary
  • Si bien el acuerdo aporta cierto grado de estabilidad a las relaciones comerciales transatlánticas, varios aspectos siguen siendo imprecisos.
  • La incertidumbre para las empresas y los inversores sigue siendo alta, lo que probablemente lastrará la inversión de capital a corto plazo.
  • Para la UE, es poco probable que la expansión en otros mercados compense por completo el impacto de la reducción del acceso a EE. UU.
  • El acuerdo no ofrece certidumbre a largo plazo, especialmente para la UE. El resultado refleja el actual equilibrio de poder político y económico.